martes, 7 de diciembre de 2010

LAS PIEDRAS TIENEN FRÍO


Subo a este autobús
y veo pasar de largo detrás de aquel cristal
las horas que se fueron sin remedio,
las manos que no están en esta tarde.

Viene el invierno frío detrás de estos cristales,
adquiere un ritmo lento de destiempo medido.
Veo mis brazos crecer para intentar tocar
algo que ya no existe en estos días claros,
que quizá yo inventé y no existiera nunca.

Y qué hago con las grietas de los días
y lo que no preví:
el cristal que separa
mi vida de otras vidas,
mi calor de su abrigo.

Cómo pude caer
en este error de cálculo;
cómo no lo vi antes:
las piedras tienen frío.



Si te dijera
que el frío arrecia hoy detrás de la ventana
y aquí en mi corazón.
Que no bastó esta noche
tener la chimenea con sus troncos ardiendo,
la manta sobre el cuerpo
para darme su abrigo.
Que no valió cerrar
las puertas y ventanas para aislarme de ti.
Que llegaron borrascas, anticiclones, vientos
a remover la casa.
También el corazón.

Que hay días, raros días,
en que venir a hablarte fue sentir el calor,
y en días como hoy tu blancura vacía
sólo me ofrece el frío.

miércoles, 27 de octubre de 2010

ESQUINAS

Si hoy escribo un río transparente y caudaloso de mí misma saldrá y se quedará en la página.Y será demasiado verdad siendo todo una ficción.
Si hoy escribo volveré a "Lo de más" y me inventaré mi mentira, lo recubriré todo de amor. ¿Qué es lo de más? ¿qué es lo de menos? Lo que menos importa es mi razón, lo de menos incluso es tu jamás... lo de más son las palabras que se dicen, las que se intuyen. Lo de más es el vértigo, el abismo que se vislumbra a lo lejos. Lo de menos es la hipótesis. Lo de más es la duda, la posibilidad, la grieta, la fisura.
El pequeño dios de bucles rubios que se asoma y sonríe detrás de la próxima esquina, de esa esquina que quizá nunca te atrevas a doblar.

Esos pequeños adverbios

Esas pequeñas e invariables palabras que varían tanto, sin embargo, el sentido de una frase, últimamente me están asaltando. Me las encuentro, de repente, grandes, enormes, y entonces lo cambian todo. Me asustan a mi paso. Me abordan de una manera descarada. "¿Qué hace ese adverbio ahí?", me pregunto; y es como si estorbara.
"No estoy preparado todavía" (¿implica que llegará algún momento?), "eso es demasiado bueno" (¿algo bueno puede serlo demasiado?) Y retomando esta última pregunta me preguntaba yo qué manía tiene la gente de acompañar con el adverbio "demasiado" los adjetivos que ya implican algo bueno. Eso sólo puede denotar miedo, simplemente, a experimentar placer, a intentar probar hasta dónde llegaría esa sensación que comienza a invadirnos.
Los adverbios, últimamente, aparecen en negrita y desarman mi mundo.

lunes, 18 de octubre de 2010

Adn escribe historias inquietantes y mágicas que nos hacen preguntas... que nos obligan a acabarlas. Publico esta en este espacio porque quiero compartirla, porque quizá me ayude un poco la lluvia que trae en este tiempo de sequía en el que me es tan difícil encontrar las palabras precisas. Sería bonito poder contagiarme de un poco de su ilusión y su idealismo... Aquí lo dejo...


Entre besos y abrazos salimos a andar.
Ella me miraba sonriente abrazada mi cintura mientras la lluvia caía sobre nosotros.
Perdiendo la noción de la dirección y el tiempo, acabamos en una playa.
El mar estaba totalmente calmado y las ondas producidas por las gotas de lluvia se percibían como si el el agua dibujase su propio camino.
Cielo gris.
Mar gris.
Sus ojos grises.

La playa vacía.
Nos tumbamos en la arena y observamos las gotas de agua caer sobre nosotros. Sonreíamos.
Nunca olvidaré un día tan lluvioso y a la vez tan hermoso como aquel.

En un instante el tacto de sus labios me invadió.
La miré a los ojos, y en ese infinito tan gris o más que el cielo y el mar, vi un suspiro de alegría.
Me volvió a besar.

-Te quiero- susurró en mi oído.

Y de repente desapareció.

ADN

martes, 28 de septiembre de 2010

Ya no hay horizonte.

La carretera. Conduzco sin prestar mucha atención a lo que hago. Me gusta. Subo la música. Canto muy fuerte. Pongo el intermitente, cambio de marcha. Me miro en el espejo. Mis ojos son oscuros; hoy más oscuros. Freno. Acelero. Me queda bien este maquillaje.
No me va a dar tiempo a llegar al cine con este atasco. Algo acaba, algo comienza. Y este atasco... Algo acaba, algo comienza. Lo pienso con obsesión.
Algo acaba. Algo comienza.
Dónde pongo ahora todo lo que antes ponía en él. Qué hago con las canciones, películas, libros, poemas, discos. Mis escafandras al pie de todos los mares. Alguien llevaba su apellido. El actor de aquella película que tanto me gustó tenía sus ademanes. Dónde lo pongo... Antes lo ponía todo en aquella amistad mermada, nómada. Ahora, cuando las sombras aparecen y los sueños tienen una estructura clara... ahora ya no veo el horizonte. No hay presente. No hay historia por continuar.
Y quizá ni siquiera duele.
Y todo esto no era más que una amistad. Y todo esto era tanto como una amistad.
Un mes es una sima, un precipicio, un paréntesis.


domingo, 5 de septiembre de 2010

Si te dijera...

Si hoy escribo desde el punto en que me encuentro quizá todo salga desolado. ¿Cómo escribiría si me encontrara en otro punto? ¿Qué camino habría cogido si mi vida fuera otra vida? Si mi vida fuera otra, ¿en quién estaría pensando en este preciso momento? ¿a quién asociaría a los poemas que ahora leo y que me ofrecen un retrato de mí misma? ¿qué poemas hablarían entonces de mí, de mi otra yo, tan distinta? ¿Seguiría acallando esta parte de mí que no soporto?

No sé en qué momento se bifurcó el sendero, qué curva no debí haber tomado, qué libros no debí haber leído, para que ahora aparezcas al fondo altivo y sonriente con una mueca irónica en el rostro. Para no tener este listado de debilidades y servidumbres, de pequeñas heridas que se cierran y renacen y que me dicen que están ahí a cada paso.
¿Cuáles serían mis otras debilidades? ¿Cuáles mis otras mentiras?

Sin que exista el olvido

Si te dijera,
no sé qué hacer contigo.
No es que intente olvidarte
y menos recordarte
si es que me siento otra
en cuanto me descuido
y no puedo evitar ese turbio vacío
que muerde cuando bajas
la guardia y te dejas caer
hundida en la amargura de algún taxi.

Si te dijera,
qué extraña sensación la de mis manos
solas temblando en las rodillas,
como si tú ya no ocuparas sitio
en mi corazón y me sobrara
más de media camisa sólo
porque me sobra tanto asiento
a mi lado.

No lo voy a negar,
si me descuido
un borbotón de lágrimas
arrasando mis ojos
me hará flotar a la deriva
por las calles sin ti
como canales que me arrastran
a los últimos ritos de la noche.

No lo voy a negar,
si me descuido
acabaré en los ojos desolados
de mi cuarto sin sueño
y temblando
se apagará en tu nombre la ciudad.

Si me dijeras
que hay un mar poderoso
donde existe el olvido.
Una playa lejana
donde el recuerdo es dulce
y no hace daño...

No lo voy a negar.
Todo me queda grande.
No sé qué hacer conmigo.

Ángeles Mora


jueves, 26 de agosto de 2010

Lulú y yo.

Y a qué viene tanta crítica... de qué nos vamos a escandalizar. Todo eso fue lo que pensé cuando acabé el libro.
Me acerqué a Las edades de Lulú con cierto reparo, porque sin saber muy bien por qué, esta novela me creaba cierto rechazo desde hacía tiempo. No sé si porque empecé a ver su versión cinematográfica, o por la mala crítica que mucha gente le ha dado, llevando el libro, incluso, al terreno de la degeneración. De lo antinatural. De la perversión más absoluta.
Este post se llama Lulú y yo porque también habla de mí. Porque leer el libro no me ha parecido desagradable ni he sentido indignación como mujer ante los comportamientos de la protagonista; y en primer lugar, porque entiendo que un personaje no retrata a uno de los dos sexos en su totalidad. Es un personaje como tal, pero no creo que pretenda convertirse en un universal femenino.

¿Queremos ser Lulú? ¿Seguiremos escandalizándonos? ¿Nos escandalizaríamos de la misma manera si el personaje fuera masculino? ¿Si la escritora fuera un escritor?
Lulú ama, sobre todo ama, de una forma que ni siquiera ella puede suavizar o controlar y que sabe que la lleva a un terreno poco estable. Pero el amor no se elige, se piensa, o se racionaliza, al menos no cierto tipo de amor. El amor no es cobarde ni entiende de años en blanco. Y amar también es sufrir y ceder, y claudicar y sentir ciertas servidumbres que no traspasan una línea. Porque no todo se piensa. Es querer complacer y ser complacida sin tener que caer por ello en la sumisión más absoluta. Porque eso parece que siempre se olvida... Lulú es complaciente, pero también, muchas veces, la mayor parte de ellas, es complacida.
A quién vamos a engañar...

Los detectives salvajes

Ulises Lima y Arturo Belano. Una infinidad de personajes que se entrecruzan y conviven. Una estupenda galería que recrea no sé si desde la ironía, el sarcasmo o escepticismo, el mundo de la literatura en México (o simplemente el mundo en México y en todas partes) desde los años 70.
Los detectives salvajes son los mundos de acá y de allá de Rayuela, pero va mucho más allá. Son los diferentes puntos de vista que construyen un mosaico o un caleidoscopio con múltiples perspectivas, son los discursos de García Madero, las narraciones del resto de los personajes, el paso de los años, los saltos temporales, la conformación del discurso narrativo como un tejido.
Los detectives salvajes es la vida siempre al límite, son el amor y la libertad, otra lógica y otra forma de mirar. La búsqueda de Cesárea Tinajero, poeta realvisceralista, como hilo conductor de la trama, no es más que un pretexto para construir un texto que está siempre mucho más allá.
Personajes reales que se cruzan y hablan con los ficticios, novela de viajes, de aventuras, metaliteratura, sentimental... ¿por qué definirla?
Sin duda, el mejor libro de mi verano.

miércoles, 14 de julio de 2010

LA ENÉSIMA HISTORIA QUE NO LLEGÓ A EMPEZAR...

Tras recoger ahora todas esas cenizas
dejaremos, despacio, que se las lleve el viento.
Vivir al ritmo lento de un poema,
deslizarse por días,
escribiéndolos,
conformando su forma como si fuera arcilla.

LOS OBJETOS QUE ME LLAMAN...

Cierta tarde recomendé a un autor y el que entonces era mi amigo, aquel con quien hablaba, que se fiaba casi fielmente de mi criterio aunque ya hubiera empezado a ver mis debilidades, compró un libro suyo. Yo lo leyó, claro. Entonces, el que era mi amigo, días después, me miró entre asombrado, confuso y asustado y me dijo que cómo era posible que me gustara, que cómo podía ser que me riera con aquellas historias llenas de sinsentidos. Yo, que por aquel entonces no había leído aquel libro, pensé que tal vez mi autor hubiese cambiado de repente de estilo, de temáticas o de forma de mirar. Porque todo depende, como ya sabemos, de la forma de mirar. Y me dio miedo.

El otro día el libro me asaltó, me encontró por casualidad, y lo leí; leí todos sus cuentos con avidez hasta que lo acabé. Me lo bebí entero, lo saboreé y aún así, me quedé sedienta. Y el caso es que mi amigo es un hombre inteligente y crítico, pero será que hay que decir de nuevo aquello de que como gustos hay colores, y quizá, pienso yo, no todo el mundo es capaz de sentirse fascinado (porque entender no sería el término) por la lógica ilógica que hay en los relatos de Millás, y en el mundo en general. Porque no es más que eso: el mundo, las distintas formas de mirar, los sueños, tan reales, las divergencias en el pensamiento. Los caminos de lo posible muchas veces trascendidos. Todo lo que se esconde detrás de los espejos o detrás de las máscaras que nos ponemos a diario. Los objetos llamándonos y la extrañeza y el absurdo que inevitablemente conforman nuestra existencia. Otra forma de mirar, en definitiva... pero tan cotidiana.
Todo esto yo tengo ganas de explicárselo algún día a mi amigo... pero desde entonces, no me habla.

domingo, 4 de julio de 2010

"El mundo es tan bonito, y yo tengo tanta pena de morir."

Vi a José Saramago en Jerez, hace ya algunos años, en una sala llena de gente, en un curso organizado por la Fundación Caballero Bonald, si la memoria no me falla, cosa que es bastante probable. Entonces me trajo el recuerdo de las tortugas, inteligente, callado y discreto.

Por aquel entonces yo tendría 19 ó 20 años y me había acercado a su obra y a su pensamiento a través de Todos los nombres, primero, obra que me fascinó, y Ensayo sobre la ceguera, después. Más tarde leí otros libros que no lograron borrar aquella sensación que me dejaron los primeros, la lucidez de repente.
Este narrador de la globalidad se comprometió consigo mismo y con sus creencias en la defensa de la memoria de los perdedores, y pienso, con Muñoz Molina, que habría asistido con cierto asombro y pudor a todos los actos celebrados por su muerte, llenos de políticos, grandes personalidades, etc. Quizá le resultó fácil abrazarse a ese compromiso desde una posición privilegiada como la suya, pero quizá llegara a esa posición por eso mismo, por sus riesgos, por su toma de partido, por su inconformismo continuo.
A través de sus páginas, Saramago construyó metáforas certeras sobre la convivencia de los hombres en la sociedad en que habitamos y construimos, y dejó de ver, siempre, que existe una ventana de esperanza abierta a paisajes de entendimiento, de tolerancia y de amanecer, aún en las situaciones más adversas. Que hay un mañana que puede resultar menos hostil en el que el futuro de los hombres y mujeres pueda construirse de otra forma, más igualitaria, más justa, habiendo asumido y aprendido nuestra propia historia.
Porque hay otras formas de mirar que no son las de siempre.

sábado, 3 de julio de 2010

ADN


Adn me mira desde su silla en el lado izquierdo de la clase con curiosidad y atención, con toda la curiosidad y atención que sus 14 años le permiten. Pero pasa de un extremo a otro, y tan pronto como me escucha atento narrar sucesos mitológicos, historias de héroes, dioses casi humanos y oráculos, leer cuentos con mariposas en la república, o contar la historia de un soldado poeta que murió en una cárcel, me desoye cuando explico el complemento directo y abandono el mundo de la fantasía para someterme a las reglas y las líneas rectas del complemento directo, del orden del pensamiento en la sintaxis... y entonces, dejo de existir en su mundo y de importarle. A pesar de que él aún no comprenda la magia que habita en el hecho de crear significados infinitos con sólo 27 pequeños, diminutos, elementos.

A veces parece mayor, y me mira como si no necesitara a nadie y como si no pudiera aprender nada de mí, desde su inteligencia selectiva; pero otras veces me tiende, a su manera, ciertos hilos de sí mismo con los que crea tejidos de complicidad y confianza.

Él me regala canciones que no me gustan llenas de rabia y desahogo, y canciones que me emocionan; y me da palabras, palabras, palabras y más palabras con las que juega buscando rimas, ritmos, y significados nuevos en el diccionario.

Adn ha descubierto que leer, escuchar música y escribir poesía son formas de rebeldía con las que gritarle al mundo.

Porque me enseña a diario a seguir, porque me gusta que me oiga o me desoiga y elija cuándo hacerlo, porque aprendo y me contagia sus ganas y su emoción, su entusiasmo... y me gusta verlo crecer y que me siga sorprendiendo a diario...

Esta es mi parte del trato.

Thanks...

martes, 29 de junio de 2010

DORIAN GRAY Y LA BELLEZA

"En la actualidad la mayoría de la gente muere de indigestión de una sentido común y descubre cuando ya es demasiado tarde que lo único que nunca lamentamos son nuestros errores."


Y de repente comprendes en un arrebato de lucidez, y tal y como te dijo un amigo, por qué los clásicos son clásicos. Y eternos. Y yo, que no me gusto nada diciendo este tipo de cosas, que soy tan poco amiga de cánones, de H. Bloom, de listas cerradas y de pensamientos únicos, que sé que esas listas que construye la historia no son inocentes, ni eternas, ni están lejos de intereses... pues yo, como decía, entiendo que Dorian Gray, su retrato y su libro, sean imprescindibles. Una obra tan llena de sentencias incontestables, tan excesivo, tan cargante a veces, tan inquietante. Tan su época y tan su autor.
Pero Dorian era de belleza subyugante (a lo largo de estos días no he encontrado otro término mejor para definirla, a pesar de que la repienso), rubio, con jugosos y rojos labios, y nunca podría ser ese actor más bien anodino que no dice nada, y tirando a mediocre, que han elegido para hacer esa película, también más bien mediocre y anodina, en la que pasan desapercibidos algunos aspectos del libro tan esenciales como la homosexualidad. Muy light, la versión, muy fabricada para el gran público.
Al fin y al cabo, y como no hay mal que por bien no venga, algunas películas tienen la virtud de acercarnos de nuevo a la obra original que las motiva, al menos para cerciorarnos de las diferencias que existen entre ellas o para que en nuestra mente, como es mi caso, siga quedando la imagen exacta de mi Dorian Gray particular, mucho mejor imaginado siempre... mucho más subversivo, desafiante, tentador.


domingo, 27 de junio de 2010

EL BAILE Y EL VERANO

La vida a veces es un desastre, la mayor parte de las veces, pero otras nos sorprende con toques de magia, con pequeños milagros, al fin y al cabo... la vida es un milagro. Que ya lo dijo Kusturica. Y una fiesta continua. Y ahora llegó el verano y hay que bailar.

viernes, 25 de junio de 2010

CUENTOS INCOMPLETOS VII: LA MANCHA DE ACEITE

Se extendía y se extendía. Se agrandaba. Cada vez manchaba más, el suelo estaba totalmente cubierto. Y encima es denso, pensaba. Será difícil quitarlo, está llegando a las esquinas, se ha metido debajo de los muebles y no puedo hacer nada por pararlo; y tal vez tampoco quiero. No tengo ganas. Ahora no.
La mancha llegó a todas partes, incluso a ella le costó trabajo andar y moverse, se quedaba pegada al suelo. Se movía con lentitud y torpeza, por no resbalar. Pero además los muebles, todos los de la casa, comenzaron a resbalar y a moverse, a cambiar sus ubicaciones, a flotar a la deriva como maderos después de un naufragio.
Pasaron los días y se acostumbró hasta a la pereza, al desorden de la casa, a los muebles fuera de sitio. Todo estaba fuera de su sitio. Pero supo que tenía que moverse, que necesitaba sentirse ágil, y entones con calma, poco a poco, limpió la mancha de aceite. Al principio el suelo seguía resbalando pero con varias pasadas se quitó. Ahora lo difícil sería recolocar los muebles. Como recolocarte a ti en tu lugar exacto. No pidió ayuda; poco a poco los fue empujando, conduciendo. Algunos pesaban mucho, demasiado. Lo hizo sola; supo que le costaría más trabajo pero también que una vez acabado todo, se sentiría mejor.
El espacio volvió a cobrar sentido. Los cajones estaban en orden. Ahora la casa era suya.
Tenía todo el tiempo por delante...




domingo, 13 de junio de 2010

LAS PALABRAS QUE DIGAN LO DE MÁS

Duna siempre me regala palabras. Me regala palabras desde sus mañanas tempranas en la cocina que huelen y saben a bizcocho y a café recién hecho, y suenan a páginas de periódico y canciones de Silvio. Me regala poemas que compartir y comentar, palabras intercambiables, canciones para escuchar de forma obsesiva y la certeza de que hay alguien que escucha las canciones de la misma forma obsesiva en que yo lo hago... porque las palabras son lo de más.
Me regala canciones que nos traen respuestas. Y me regala la compañía en fines de semana y noches con muchas, tal vez, demasiadas sombras.
Y saber que no es inútil escribir porque hay alguien con quien comunicarme al otro lado de la pantalla.
Mil gracias...


sábado, 12 de junio de 2010

EL HAMBRE

Hagamos un trato, le dijo. Juega conmigo. Sé que no soy nadie, que tal vez te parezco una extraña ahora que no me ves, pero tengo hambre. Todo el hambre del mundo.

Y hoy ni siquiera hablo de amor, nostalgia o melancolía. Sólo de hambre, y de tu cuerpo como alimento, de tus sudores como un zumo que beberme, de tu carne como pan que amasar y que oler, como una tierra que tomar e ir conquistando, poco a poco, palmo a palmo, con todas tus fronteras, tus montes y llanuras.
No hablo de amor. A quién le importa esta noche. Ahora sólo espero silencio, brazos, saliva, la calidez y la presión de tu cuerpo. Hablar, sentirme a gusto, morder tu boca o repasar tu lengua, siempre hiriente; mirarte las manos y saborearlas con los ojos. Porque no hablo de amor. Hoy solo veo el deseo con sus ojos maliciosos asomándose detrás de aquella puerta entreabierta, tentándome. Sé que con sus ojos me reta y me conduce. Alimenta mi hambre. "Hiciste más negros tus ojos", me dice, "y tu boca más jugosa. ¿Acaso no era esto lo que buscabas?"... Y el espejo me devuelve mi imagen, mis fisuras, el propio simulacro que construyo para poder obtener esta noche de mí algo realmente puro, real.

Así que hagamos un trato y deja que mis manos vistan tu cuerpo, déjame bañarte en algún licor suave para confundir mi lengua con el alcohol en tus recodos. Deja que el tiempo, aunque sólo sea un instante, nos haga sentirnos dioses. Deja que este áspero mundo, por una vez, nos premie.

Porque mañana volveré a los meses, a los días. A intentar retomar, a volver a mí o a ese yo que no soporto.

Qué habría que perder... Aunque esta noche me pase factura todas las demás noches de mi vida.

jueves, 3 de junio de 2010

CUENTOS INCOMPLETOS VI... TU NOMBRE EN LOS MAPAS


Tu nombre en los mapas adquirió la dimensión de centro, de todo. Se agrandó y entonces era Madrid, o Valencia, Barcelona o Bilbao. Un punto abarcando una ciudad de miles y miles de habitantes. Eras el lugar adonde iba, la posibilidad hecha certeza de que estuvieras en cualquier calle. La expectación por encontrarte por sorpresa detrás de cualquier esquina que doblara...

Es sorprendente que tu nombre se amplíe o reduzca en los mapas, que llegara a medir las distancias por los cuerpos que nos separaban, que el espacio y el tiempo dejaran de ser dimensiones reales y físicas, para que tú fueras mi instrumento de medir. Mi sistema de medida. Tú, o vosotros, varios tús. Es sorprendente que tu nombre que un día creció para abarcar más espacio, poco a poco fuera disminuyendo, haciéndose pequeño, siendo uno de los miles de puntos más que pueblan una ciudad. De forma progresiva e indiferente.

Tu figura distorsionándose, agrandándose o expandiéndose. Difuminándose a la par que se difuminaban mis ganas. Como si fueras elástico.

¿Qué hacer cuando el otro es la medida de todas las cosas?

martes, 1 de junio de 2010

Porque hay canciones que arañan mucho... demasiado en noches como ésta.

domingo, 23 de mayo de 2010

EL MIEDO


"Pensemos en otra minoría, otra que pase inadvertida si fuera necesario. Hay toda clase de minorías; los rubios, por ejemplo. Las personas con pecas. Pero las minorías solo se consideran tal cuando constitutyen una clase de amenaza para la mayoría ya sera real o imaginaria. Y en eso se halla el miedo, y si esa minoría se hace invisible, el miedo es mucho mayor. El miedo es la causa de las persecuciones a las minorías y siempre hay una causa, la causa del Miedo. Las minorías son solo personas, personas como nosotros. (...)
El miedo está conquistando nuestro mundo, el miedo se está utilizando como herramienta de manipulación en nuestra sociedad, es la forma de los políticos de vender política, y para los publicistas de vendernos cosas innecesarias. Pensad en ello. El miedo a ser atacados, el miedo a que haya terroristas acechando en cada esquina, el miedo a que un pequeño país caribeño que no cree en nuestra forma de vida represente un peligro para nosotros, el miedo a que la cultura negra se extienda por el mundo, el miedo a las caderas de Elvis Presley.
Tal vez sea un miedo real. El miedo a que el mal aliento destroce nuestra vida social. El miedo a hacerse viejo y estar solo; miedo a ser inútiles, y que nadie escuche nuestras opiniones."

A single man.


Por las mañanas necesito un rato para convertirme en yo. Necesito un tiempo de adaptación para salir al mundo y un esfuerzo para reconocerme, adaptarme, no sentirme ajena. Me levanto y no me pongo las gafas, entonces durante un largo periodo de tiempo todo es irreal, borroso, desdibujado, como yo misma; y estoy lejos de todo porque no lo percibo, porque tengo la ventana de acceso al mundo cerrada hasta que no me pongo las gafas y todo cobra nitidez. Es una forma de estar más sola. De no querer todavía subirme al tren del día y al vértigo, a la tiranía del deseo, a la incertidumbre y las fantasías.
Volver a los recuerdos cuando sabes que tuviste instantes felices que nunca se repetirán debe de ser duro. Tanto como para que cueste mucho más trabajo salir de la cama. Tanto como para no encontrarle sentido a nada. Pero siempre siempre, siempre, habrá un momento fugaz de luz, de consciencia, en el que todas las certezas estallen de golpe.
A single man trae esa consciencia dolorosa pero a la vez feliz de que la vida merece ser vivida, en el recuerdo y en el presente, de que el dolor, al menos, nos trae la seguridad de estar vivos. Es una película bien hecha, bien interpretada, con una estética cuidada y un guión inteligente.
Eso y alguna conversación con email. Lo mejor de mi fin de semana.

jueves, 20 de mayo de 2010

ME DECLARO CULPABLE

Leer no es inocente, los versos son la historia que nos cuentan y nos dicen. La larga historia de explotación, miseria, servidumbre y fracaso. Los versos son la luz y las sombras que construyen la trampa cotidiana, que hacen pasar por buenas condiciones inhóspitas. Pero que desenmascaran al sol cuando amanece y quitan la máscara a la muchacha hermosa y embaucadora de bonitos escaparates que nos compra al mejor precio. Yo, como lectora, no soy inocente, me declaro parcial.

Escribir es construir simulacros, deseos, es un hacer continuo a la vez que un reflejo. Produce y reproduce. Es la ficción más extrema y una realidad tangible, la compañía y el arañazo. El implemento que le falta a la vida, aunque todo sea mentira. La luz de los sueños posibles, del deseo real, de la denuncia. Y el engaño más cruel.

Quizá la contradicción continua que la literatura lleva en sí sea lo que atrae y asusta de ella. Porque nos acerca a nuevos mundos, porque nos abre los ojos pero a la vez sigue reproduciendo y mostrándonos como naturales situaciones que tal vez no lo fueran tanto, y nos engaña. ¿Normaliza la injusticia? ¿Seguimos siendo mercado? ¿Nos enseña a pensar de la manera correcta? ¿Nos traslada miedos, alegrías, decepciones que nos marcan el camino? Qué hacer entonces... Seguiremos estando atrapados en las palabras usadas, gastadas, vacías. Seguiremos fingiendo.

Autopsicografia

O poeta é um fingidor.
Finge tão completamente
Que chega a fingir que é dor
A dor que deveras sente.

E os que lêem o que escreve,
Na dor lida sentem bem,
Não as duas que ele teve,
Mas só a que eles não têm.

E assim nas calhas de roda
Gira, a entreter a razão,
Esse comboio de corda
Que se chama coração.

Fernando Pessoa.

martes, 18 de mayo de 2010

EN UNA HABITACIÓN

Un deseo...
Detener el tiempo en una habitación en Roma y huir del zarpazo de la realidad al menos durante siete u ocho horas. Sentir de todas las maneras posibles, con la boca, con los ojos, con la piel. ¿Y si de repente se abrieran paréntesis en las vidas de todos y fuéramos capaces de sacar las sábanas al balcón, desnudarnos, de abrir los ojos y mirar de frente al deseo? Pese al miedo, pese al terror al vacío...
Pero, ¿y si nos atreviéramos a hacer de ese paréntesis toda nuestra vida?

lunes, 17 de mayo de 2010

Leer El Capital

Hipócrita lector, hermano, camarada,
hoy me atrevo a contar tus años y los míos:
mira tanta ceniza
como una herencia gris entre las manos,
mira sangre o asombro tu corazón y el mío tiritando
sobre el extraño hedor de las palabras muertas.

Aventada la vida -sus pavesas-,
es urgente romper hacia otro norte
aun llevando en los pasos
la certeza diaria de la muerte.

¿Acaso en tu costado no latía,
no era la misma cicatriz en todos?
¿Por qué la soledad, cómo la muerte,
sino muérdago en flor de tanto expolio?

Hoy parece imposible aquella historia,
imposible y brutal tanto mar a los lejos,
rosetta de los muros descifrados,
los raíles brillants bajo el puente y miguel,
la ciudad adentrada en el estrago
y yo desnudo aquí y en público sangrando
como si nunca nada me hubiera sucedido.

Hoy sólo sé que existo y amanece.

Javier Egea.

CUENTOS INCOMPLETOS V... TOULOUSE LAUTREC

Cuando intentó explicarme quién era Toulouse Lautrec supe que aquella historia no iría a ninguna parte. Y se me vino el mundo al suelo, por enésima vez. O el alma que no tengo, a los pies. Y la pereza (mi sensación más recurrente de un tiempo a esta parte) me volvió a invadir, otra vez; esa gran mancha de aceite enorme, expandiéndose por el suelo... sería luego tan difícil quitarla...
Otra línea horizontal imaginaria. Y esa propensión tan masculina a ilustrarte, a impresionar, a dar por supuesto que no sabes nada. Háblame del Moulin Rouge, del Can- Can, de Le Chat Noir y de la nuit... No soy más que una cabeza no siempre pensante y semivacía... habría querido escuchar eso.
Después de tantos años de conocerme... pensé sin decirlo.
Adiós, pronuncié a la vez que oía algo romperse. Y doblé la esquina en busca de otro abismo...

martes, 11 de mayo de 2010

HOY SÓLO SÉ QUE EXISTO Y AMANECE

Muy cerca del mar, enfrente, esperando tal vez en algún momento ser absorbida por las olas. Contemplando las barcas, almadías, jarcias, escolleras, las nubes que pasaban, La Nube de aquel libro. El sol, a veces furioso, otras veces tímido, hiriente, o desafiante.
Allá en la Isleta recordé Troppo mare y recordé a su autor, Javier Egea. En Las Negras mi mente recordó la cita de Passolini que encabeza el libro, "No es de mayo este aire impuro", y ya me trajo sabores de derrota. El comienzo del libro, "Extraño tanto mar, raro este cielo", me anticipó un tacto áspero, la extrañeza, el no-lugar, el no-reconocimiento, el choque inevitable entre mi realidad ficticia y mi real y tangible deseo.

Pequeñas casas blancas con destellos azules, piedras lisas, rodadas, por el paso de los días. Versos ya imposibles de separar de mí y de mi historia "pero dónde tus ojos, si sólo se tratara", "ante el aprendizaje de la vida/ ofrezco mis ruinas a tus ojos", "Te llaman luz, amor. Hoy te llamo derrota": Vienen, los repito, los expulso de mi mente para volver a repetirlos de forma tal vez incesante. Se abren heridas que forman abismos.

"Qué gran error -la trampa- los pensamientos bellos
tus ojos, la pasión, aquello de la vida."

Para saber que volveré a la Isleta como volveré a estos libros, con la misma determinación con que volveré a la trampa, al gran error de los pensamientos bellos. Con la misma determinación con la que trato de huir y de reinventarme, de crear otro camino, de buscar las alas. Con el mismo asombro y la misma sorpresa con que día a día mis ojos reciben el mundo. Sin esperanza, y con convencimiento.

Lo que pueda contaros
es todo lo que sé desde el dolor
y eso nunca se inventa.

Porque llegar aquí fue una larga sentina,
un extraño viaje,
una curva de sangre sobre el río,
mientras todo era un grito
y ya se prefilaba resuleto en latigazos
el crepúsculo.

Las historias se cuentan con los ojos del frío
y algún sabor a sal y paso a paso
-lengua y camino-
porque la sangre se nos va despacio,
sin borbotón apenas,
demsadejadamente por los labios.

Las historias se cuentan una vez y se pierden.

Javier Egea. Troppo mare.

LIES, LIES, LIES, LIES



I think it's time, we give it up
And figure out what's stopping us
From breathing easy, and talking straight
The way is clear if you're ready now
The volunteer is slowing down
And taking time to save himself

The little cracks they escalated
And before we knew it was too late
For making circles and telling lies

You're moving too fast for me
And I can't keep up with you
Maybe if you slowed down for me
I could see you're only telling
Lies, lies, lies
Breaking us down with your
Lies, lies, lies
When will you learn

The little cracks they escalated
And before you know it is too late
For making circles and telling lies

You're moving too fast for me
And I can't keep up with you
Maybe if you'd slowed down for me
I could see you're only telling
Lies, lies, lies
Breaking us down with your
Lies, lies, lies
When will you learn

So plant the thought and watch it grow
Wind it up and let it go



Esta tarde no puedo parar de escucharla. Leo, corrijo, escribo, no sé sobre qué exactamente. No hay nombre en los mapas. Son solo refugios, pequeñas trincheras hechas de momentos en los que pasar mi tiempo, los cuentos, el papel en blanco, siempre, único compañero. Acabarán las ideas, se acabará tanto mar. Dónde tus ojos.

lunes, 10 de mayo de 2010

CUENTOS INCOMPLETOS IV... LOS DÍAS DE MÁS

El año en que te conocí era bisiesto. Arreciaban las lluvias matinales en aquel triste final del mes de enero... todo parecía estar haciéndose, nuevo, creándose, pero a la vez todo adquiría un tinte antiguo, viejo, acabado.
Tus ojos eran rendijas por las que asomarse y en las que resguardarse del frío. También eran antiguos a la vez que se creaban. Como un implemento, como aquel día de más de aquel año bisiesto...

martes, 4 de mayo de 2010

LA ESPERANZA DE SÍSIFO


"Como ese ojo que ya no puede mirar porque ha sido cortado por una cuchilla, la historia de España se queda ciega para mirar y desagradablemente amputada para que se la mire" Marifé Santiago Bolaños, "Acerca de Remedios Varo".

No optaron por el destierro, tuvieron que aceptarlo. No hubo otra opción. Ya desde la lejanía tuvieron que autoafirmarse desde la distancia que imponen la memoria o la imaginación, territorios tan peligrosa y felizmente cercanos al deseo.
Perdieron doblemente. Llevaron hasta sus muertes la extraña cicatriz de la doble herida; perdieron por ser rojas. Perdieron por ser mujeres.
Hace poco más de 79 años les llegó la promesa de una sociedad más justa, más igualitaria. De la posibilidad. Vieron avanzar frenéticamente el espejismo en cinco años. Después, la vuelta atrás, la recesión en este país en el que parece que cuesta tanto dar un paso adelante. Después la oscuridad, las tinieblas del olvido, la Desmemoria, el salto al andén para ver, de nuevo, cómo el tren se les iba.
Las memorias, las autobiografías, los libros de recuerdos escritos por las mujeres desde el exilio nos traen la imagen del sueño perdido; desde la lucidez, la pluralidad de los itinerarios, la libertad de un pensamiento más allá de dogmas y de esquemas. Desde sus escrituras vacilantes, tan poco sujetas a géneros, desde la inseguridad profunda del vacilar constante, del crearse continuamente. Desde la melancolía de sus memorias.
Se fueron solas como lucharon, ante la mirada desconfiada de sus propios compañeros, siempre alertas. Perdieron la mitad que habían ganado al luchar el doble.
Para volver, como Sísifo, siempre, a comenzar de nuevo. Bajo la misma estirpe de Eva, Lilith, Pandora... desobedientes...

miércoles, 28 de abril de 2010

FIEL AL TRÁNSITO

Hoy solo sé que traigo el cansancio en los hombros; que se ha acabado el día, que no ordené la casa aunque debí haberlo hecho. Que necesito aprehender unos cuantos instantes antes de irme a la cama. Frenar en seco. Vivir. En la mesa, el té frío de ayer que me beberé ahora tras rechazar la cena, la página en blanco, los libros esparcidos y algunos versos sueltos. "Eres como una tierra que nadie ha pronunciado", "fiel al tránsito", "soy tu propio dolor, déjame amarte". Y Pavese, los inevitables cuadernos, Benedetti, Aleixandre. Mitología, Casandra, Casiopea, con Silvio de fondo gracias a Duna, y más cuentos. Todos los cuentos. Russian Red sonando... de fondo.
Compañías que me habitan, me hablan y me pueblan. Amigos fieles que duelen y acompañan. Llenan mis ojos de letras y lo visten todo con una cierta irrealidad, tan tangible, tan real... un deseo tan real. Voy a ellas de forma casi obsesiva, como buscando el agua, para buscarme a mí, siempre yo tan fiel al tránsito... a las estaciones azules de los días. Al devenir continuo aunque sin prisa.
Abril es fiel al tránsito. Mi corazón en calma busca su sitio, su lugar, su casa. Pero no existe; acaso lo sea solo este devenir seguro. Este corazón nómada, estos rasguños negros.

A veces es difícil
ahondarse en una misma,
buscarse el corazón como quien coge arena
subirlo al aire fresco
y preguntar qué pasa.
Intentar escucharlo
en soledad un rato
quedarse sola, oírlo y tener calma
sacar honestidad, no interrumpirlo
para sentir vergüenza
(a pesar de ella)
y dejar que vomite su verdad
triste o indiferente.
A veces es difícil
asumir ese tránsito
esa continua búsqueda de algo
que volveremos a sentir ajeno;
humedad fría y viscosa al tacto.
Ya tanta ropa vieja...

lunes, 26 de abril de 2010

LOVING STRANGERS



Somos extraños siempre. Al fin y al cabo... Amar no es otra cosa.

CUENTOS INCOMPLETOS III... PENÉLOPE

Ulises dejó Ítaca, dejó a Telémaco, a Penélope. Abandonó su casa, su hogar y su tierra. Partió hacia una guerra pero quizá nunca supo que la guerra verdadera comenzaba entonces en el lugar que había dejado. Allí arderían los fuegos, sonarían los tambores, allí se escucharían los clamores y morirían los sueños de otros años. Tal vez Ítaca fuera la verdadera Troya, el lugar que albergaba la lucha.
Conoció a Calipso, durmió en brazos de Circe, durante veinte largos años en los que Penélope también tuvo que emprender un largo viaje. La larga travesía hacia sí misma, hacia su cuerpo. La continua lucha contra las imposiciones, con los ojos de ese coro que a diario le recordaba su misión. Pero miró hacia dentro y se aprendió a sí misma; cogió la máscara que el mundo esperaba ver (sus pretendientes, su hijo, sus criadas), se la puso mientras su pensamiento viajaba lejos, en sentido contrario a sus movimientos.
Poco a poco construyó el odio hacia Ulises; pausadamente, sin alardes, fue quemando uno a uno, por las noches, con cada hilo, los recuerdos: los de su masculina indiferencia, su regia tiranía, su perpetuo egoísmo, su narcisismo. Destejer el tapiz, ese sudario de sí misma, era destejer su vida anterior de sentimiento, abnegación y entrega. ¿Qué remedio le quedó más que entregarse a ese extraño que los dioses le habían deparado? ¿Qué destino pudo elegir si no era el de dejarse hacer, ser tocada por esas manos torpes que nunca desearon conocerla? Olvídate, Ulises, quizá ese triunfo nunca lo lograste, si alguna vez pensaste que fui tuya. Pero ahora volverás y yo ya me habré forjado mi máscara perfecta, por dentro yo ya habré aprendido a odiar y a recordar con precisión cada gesto tuyo.
Tanta astucia, Ulises, tanta astucia para qué. Partiste a la guerra huyendo de mí, escapaste a todos los peligros que los dioses pusieron en tu camino, sorteaste los obstáculos, descansaste en otros brazos, pero nunca podrás huir de mis ojos a tu regreso. Ellos te escrutarán, te mirarán y te dedicarán todo el rencor y el odio que he ido acumulando al conocerme durante veinte años de abandono, de disimulo, de tomar conciencia de que me perdí al entregarme a ti.
Pero tú volverás, Ulises, y te miraré con mi odio. Y verás que yo no soy la misma, verás que dejé de esperarte hace tiempo, mucho tiempo, porque tú nunca has sido a quien yo espero. Estaré mucho más lejos, ardiendo por los tejados, dejaré crecer mi pelo mientras otras manos mojan mi cuerpo y recorren mi espalda para quemar el trigo.

sábado, 24 de abril de 2010

Palabras más...

Esta mañana compré flores en la calle. Eran amarillas y blancas. Otras más pequeñas eran de color violeta. Después entré en la cocina y allí pasé un rato cocinando. Tras eso, las palabras...
Al final va a ser cierto (y en tal caso mi amigo tendría la razón que le quité). Las palabras se desgastan y pierden su significado, se quedan vacías, huecas. Dices flor y entonces no ves nada, sólo ceniza. Amor, y notas cómo la pereza te invade. A base de repetirlas, de vomitarlas, se vuelven indiferentes. A fuerza de no corresponderse con la realidad, de formar mentiras. O espejismos.
Y una piensa... como me dijo una buena amiga que tiene el don de la generosidad y la genialidad en sus frases, que me va a dar un coma diabético un día de estos a causa de escuchar tanta frase edulcorada, y que acabarán saliéndome las nubes por las orejas. Y se me nota el hartazgo de lejos, el cansancio, la pereza.

Este texto podría llamarse "palabras y flores", o "reflexión de un día".  Los ángulos de la realidad, las historias que inventamos, los caminos que se bifurcan, lo que vivimos y lo que creamos...
Un poco de coherencia... ¿es tan difícil?




miércoles, 21 de abril de 2010

PASTEL DE CARNE


No voy a ser un pastel de carne, debió de pensar. Me sobra algo de grasa, mis pechos crecen y se hinchan. Llenan los sujetadores. Y tal vez me esté convirtiendo en material-no-poético o novelable. Hay celulitis, mi vientre no está plano y firme, la piel sigue tensa pero se destensará al fin y al cabo. No puedo ofrecer otro cuerpo y este ni siquiera está mal. Y solo soy mi cuerpo pero tampoco soy solo mi cuerpo. ¿Estoy esperando a que llegue alguien y se coma un pedazo del pastel?

Buen librode una autora ya imprescindible. Sorprendente final.

CUENTOS INCOMPLETOS II... EN EL SORTILEGIO DE LAS LÍNEAS CURVAS

Me perdí en el recodo del sendero y anduve en espiral. Recorrí y volví a lo andado, me perdí, regresé; hice algún alto en el camino. Tomé pan, bebí agua, crucé palabras y sortilegios, empleé meses en vez de días, me demoré en los ríos, estudié las sonrisas. Dudé. Me perdí. Volví a encontrarme. Llegué al punto de destino distinta a la que salí; más sabia, más hermosa, el cabello era más largo; los ojos habían cambiado de color. Regresé sin nada pues todo lo dejé a mi paso, lo cambié por besos, abrazos, sonrisas. Mis labios se hicieron granas, mi lengua de yerbabuena y mis dedos se alargaron. Llevé un cuaderno incompleto y ya los ojos eran de todos los colores de los libros que leí. El cuerpo se me escribió con la tinta de la poesía, recorrí espaldas que eran como los campos en que se quema el trigo, cuerpos ambarinos con olor a canela. Lenguas como peces, sudores como zumos de extrañas frutas. Volví atrás para no perder los versos que situé en el camino por no encontrar el rumbo.
La brújula no encontró el norte pero rompió los maleficios de los caminos rectos y los astros imperantes. Rechacé los caminos trazados para trazar el mío. Olvidé recordar las reglas del juego e inventé las propias. Olvidé para qué sirven las cosas por jugar con ellas; por hacer otro mundo. Y las nombré de nuevo.
Nadie había al final del camino. Pero ahora sí estaba yo...

lunes, 19 de abril de 2010

INVENTARIO DE NUEVOS PROPÓSITOS

Si escribo hoy tal vez me salga todo color azul grisáceo. Todo oscuro y mojado, con cierto sabor amargo. Si hago caso a José Hierro estas últimas horas del día de hoy deberían de llevarme a la alegría. No sé si las cosas van a marchar bien; no sé si tan siquiera marchan; ni siquiera sé si hay cosas. Ahora que la eternidad se acaba.
Elegiremos otro abismo. Saltaremos a otros mundos. Nos suicidaremos por amor. Seguiremos nuestras reglas y no las de los otros.
Asesinaremos al alba cuando llegue para continuar la noche.
Haremos una diminuta revolución envueltos en sábanas y almohadas. Beberemos nuestras lágrimas, morderemos las mañanas de los días. Sangraremos. Y caeremos. Quizá muramos. Pero tendremos la certeza de sentir. Y la promesa de una última batalla.

Déjame que te arañe con mis dedos la espalda
como rasga la pluma este papel en blanco,
hiriendo la pureza, desatando la tinta
escribiendo reflejos de vida con cuchillos.
Déjame destapar la caja de Pandora
(era diciembre, el frío, el corazón, la bruma)
llegará la tristeza, a dónde la hermosura...

jueves, 15 de abril de 2010

TÚ NO LO SABES, PERO SOY UNA CANCIÓN...


Tú no lo sabes, pero soy una canción, le dijo una señora con sombrero a Krahe... lo que ocurre es que de un tiempo a esta parte ni siquiera tengo un final feliz...

miércoles, 14 de abril de 2010

NO ES SÓLO CUESTIÓN DE SUERTE...

LOS NÓMADAS Y LAS FISURAS...


¿Cómo nos configura el deseo? ¿El sexo o el amor? ¿Qué hay de real en todo y qué nos inventamos nosotros solos? por supuesto existirán esos procesos químicos que hacen que nos atraigan más unas personas que otras... pero ¿qué viene después? nuestro intento de gustar, de agradar a toda costa, de sentirnos deseables para darnos un precio. El amor, el sexo, el deseo, nos configuran como objetos puestos en un mercado. Esperamos para que alguien nos compre, esperamos ser objetos deseables a los ojos hambrientos de los demás. Nos esforzamos y nos empeñamos en modelarnos como seres gustables y muchas veces amamos porque sentimos que nos admiran. Porque esperamos que eso ocurra durante nuestra vida, porque sentimos como un fracaso no llegar a esa meta, defraudar, no hacer lo que se espera que hagamos. Queremos tender un hilo transparente de deseo como el que tiende un puente. Nos pensamos puntos aislados y dispersos en el espacio, independientes, con nuestras vidas individuales pero en realidad formamos redes.

Esta sociedad no admite otras formas de relacionarnos con los otros. Todo, tan cerrado, tan mecánico, tan progresivo. Como un pasillo con flechas a seguir. No podemos salirnos de él; si lo hacemos, corremos riesgo de no retorno. No podemos, pero ¿querríamos? Lo reproducimos inevitablemente a la hora de hablar, de juzgar, de sonreír.

Yo, Silabaria, objeto consumible, con una carga de mayor o menor deseo, me configuro como tal; me visto y me defino para que alguien sepa cosas sobre mí. Soy un objeto a adquirir con falda y tacón. Aunque no lo piense o no lo quiera; como el regalo al que le pones un bello envoltorio y un gran lazo encima. Objeto gustable.

Somos seres relacionales. Y no tenemos sitio. No hay un lugar al que volver para sentirnos propios. No existimos fuera de ninguna parte y si no es en nuestro cuerpo. Más como mujeres. Construyéndonos, reconstruendonos, semiocultas, justificando acciones, negando deseos, preparadas para ser madres-esposas-mujeres sin cuestionar el nomadismo, ancladas a la nada.


"Nómadas somos todos, porque para bien o para mal hemos perdido el sitio. O mejor, nuestro lugar o bien es inmaterial como las ondas que recibimos por la radio o la televisión o la informática, o bien es mítico (como cualquier nacionalismo) o bien es sencillamente el silencio, es decir, el no-lugar del lenguaje y la escritura" (J. C. Rodríguez)


Pero a veces aparecen las fisuras. Destellos de lucidez que muestran nuestro simulacro individual, nuestra estrategia... porque a veces esperamos una diminuta revolución o un sueño en forma de persona, de amor imperfecto que describa un itinerario, en forma de huida, de mudanza, de caderas a las que aferrarse... porque los deseos tienen carta de realidad y son sensaciones parecidas al frío. Ahí aparece la grieta. Cuando todo toma la claridad suficiente para sacarte del automatismo de los días iguales, del maleficio de las líneas rectas. Cuando te miras al espejo o una mano te roza y la imagen que te devuelve o la respuesta de tu piel a la caricia te muestran la construcción de ti mismo que estás haciendo. En el rictus de tus labios, en el brillo de tus ojos, en el desorden de tu pelo, en la sublevación de la sangre que late por debajo.


Sólo queda un lugar. El no-lugar de la escritura. Mi no-lugar. El papel en blanco como único lugar en el que me reconozco porque aquí me invento. Porque a la vez que escribo en él me escribo a mí.

martes, 13 de abril de 2010

LA LUZ DE TU CUERPO ANTE EL MÍO

100 años. Si no se lo hubieran llevado la guerra, la incultura, la miseria, el miedo de los vencedores a la luz y a los días claros, a la belleza, a las palabras como fusiles. Si no hubiera sido peligroso. Entonces no habría sido él. Porque sus palabras, tantos años después, siguen erizando el vello, siguen siendo la fuerza, la lucha, la furia. La esperanza. Siguen siendo necesarias como el pan de cada día. ¿Muy tópico? Y qué más da. No quiero hoy escepticismo. Mientras haya versos como estos, que arañan con solo leerlos. Que hacen daño, hieren y nos hablan de todo lo que no tenemos. Que nos dicen de nosotros y de la pureza que no tenemos. De los amores que no tenemos. Del compromiso que no tenemos. De la coherencia que no tenemos. De la vergüenza.
La poesía como una forma de vida. Porque la vida está en ella y ella es la vida. De nuevo. Porque es necesario y sus palabras no se van.

Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda,
limpidez cuya entraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda.

¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.

No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.

Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.

Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.

Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es el día.


Miguel Hernández.

http://www.elpais.com/articulo/portada/santuario/Mark/Rothko/elpepuculbab/20100410elpbabpor_7/Tes

lunes, 12 de abril de 2010

SOMOS COMESTIBLES

Personas que consumen personas. Igual consumen ropa, cine, comida, ocio, tiempo. De la misma manera que consumen ropa de baja calidad: una camiseta que no durará más de una o dos temporadas... lo sabemos pero la compramos porque cuando nos cansemos de ella compraremos otra. Las personas que comen personas saben de antemano también el tiempo que tardarán en consumir al otro, el tiempo que dedicarán a estar con ellos hasta que se resquebrajen sus pieles y se difuminen sus rasgos. Absorben los pensamientos interesantes que les dan, se enriquecen, y antes de que se materialice huyen con la misma inconsciencia con la que vinieron. Y se van sin avisar porque consumen al igual que cierran o abren ventanas vacías del ordenador. Apetencias, gustos, momentos, cortar, pegar. Lucen personas igual que bufandas hasta que se ponen vistas y se hacen comunes a los ojos de los otros. Entonces sienten que su imagen se desgasta y de nuevo se reconstruyen y compran otra persona para consumir. Ventana cerrada.
Círculos viciosos, concéntricos. No link. Otras reglas.
No le explicamos a la botella vacía cuando hemos acabado con su contenido por qué dejamos su envase en la barra del bar y no lo llevamos a casa con nosotros. ¿Por qué habría de ser distinto? Consumen. Consumimos. Estamos en venta.

domingo, 11 de abril de 2010

PEQUEÑO ASESINATO

Tendré que matarte porque te detesto. Detesto tus servidumbres y tus debilidades. Detesto tu amabilidad amnésica y tus ganas de agradar continuamente. Tu incapacidad para apartarte de todo. Tu apego a la esperanza y a la felicidad.
Tengo que matarte, destruirte entera. Comenzar de nuevo desde los cimientos, arrancar con saña la flor que amanece y transplantar cuchillos o sábanas blancas que hagan como muros. Matarte y que lluvia constante y espesa tienda una cortina.
Tengo que matarte, destesto los días claros que aparecen sin que tú los veas, que todo no tenga nitidez precisa que encaje en tu mente las piezas del puzzle, del 2+2 nunca suman siempre 5.
Es todo impreciso y todo muy vago, irreal, manchado en exceso de ternura fácil. Me cansé de todo, del mundo en la bruma. Tengo que matarte para cobrar luz. Asesinar la parte tuya que detesto, muy despacio, casi como quien hace una ecuación, de forma analítica, fría. Porque aborrezco tu imagen de mujer fuerte de la misma manera que aborrezco tu pose de mujer sensible, vulnerable y frágil.
¿Cuál es el camino?

Contra Jaime Gil de Biedma

De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!

viernes, 9 de abril de 2010

"La vida prosigue aunque actuemos como cobardes o como héroes. La vida no impone ninguna disciplina sino la de aceptar la vida incuestionablemente. Todo aquello a lo que cerramos los ojos, todo aquello de lo que huimos, todo lo que negamos, denigramos o despreciamos sirve para derrotarnos al final."
Henry Miller

CUENTOS INCOMPLETOS I... DE MARIPOSAS...


Escribiría mil historias para que las soñaras conmigo. Tejería palabras enredadas en versos para que poco a poco se fueran coloreando y se hicieran verdad. Dibujaría nuevos mundos en tu españda y los llenaría de una y mil especias diferentes: en las cimas de las montañas el sabor de la canela, el espliego en los valles, la pimienta y la sal en la vasta extensión del mar. Un día soñé una espalda donde se quemaba el trigo...
Noche a noche te iría inventando historias, te las leería en voz alta y cantaría los sones de otras tierras lejanas. para envolverte. Las palabras como el hilo que dibuja un tapiz, como las estrellas dispersas pero ordenadas del cielo tan oscuro.
Y tú, que nacieste ya antes como una promesa. Porque el deseo tiene carta de realidad, porque la corresopndencia que se establece entre sueños y realidad a veces es caótica, otras veces, ordenada. Y sobrecoge. Y trae certezas de sentir. Naciste como una promesa porque siempre fue soñada: mi interlocutor, el hilo que tejer que no se rompa...
Hoy he visto las mariposas...

MUERTE EN EL OLVIDO

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...

Ángel González

lunes, 5 de abril de 2010

LOVE CAME HERE

BÁSTEME DECIR...

"Básteme decir que quisiera dimitir de su amor".
Belén Gopegui.


"Entretanto le pido que me recuerde a veces. No a lo largo del día. No cuando toma café, llama por teléfono o trabaja, o mira una película. No a lo largo del día sino en las rendijas de las ventanas y las puertas que no cierran bien quiero que me recuerde. Por donde pasa un viento desapacible y usted lo advierte, y no hay nadie a su lado, y entonces usted siente el deseo de dar esquinazo a las cosas. De soltar lastre e irse, como si se pudiera."
Belén Gopegui.

Entonces pienso, no sé si para consolarme o porque tengo la certeza, que este amor basado en simulacros no habría sido sino un breve paréntesis en mi vida de perdida. Un venirme al lado de acá del mundo con el que más tarde me habría sentido traicionada por mí misma, mis principios tambaleándose y mis noches vacías ya de literatura y magia. A pesar de que hoy me gustaría dimitir de su amor, cesarme en el cargo de pensadora a tiempo completo de su textura suave y mullida, de su carne no perfecta y su sabor recién hecho. Entonces pienso que mi vida es así porque esta serie de imágenes que no asumí, ahora incluso me rechazan cuando quiero amoldarme a ellas, ahora que lo intenté, por una vez en la vida. Con mis veintisiete años de no haber vivido nada. No sé si habría sobrevivido a los días claros.
Ya no sé si los sueños que me quedan son los que puedo tener. Ni siquiera sé quién está en ellos.

domingo, 4 de abril de 2010

EL BAREMO DE LA FELICIDAD

Leía hace pocos días un artículo en el que Almudena Grandes decía que el baremo de la felicidad variaba considerablemente de unas personas a otras. A pesar de que no es una idea novedosa, me dio por pensar en ello, por pensar en cuál era mi baremo de la felicidad, en cómo este ha ido haciéndose cada vez más claro, más nítido en mi vida... más sencillo. Más mediocre, tal vez, pero en el mejor sentido de la palabra... Me conformo con poco... Una manta cálida, un sofá, un buen libro, un poema, una película, un interlocutor inteligente. Una risa subversiva. Un recuerdo. Unos ojos nuevos que se sorprendan. Pasear tu espalda. Con eso... ¿qué importa lo demás?
Asisto admirada a los otros baremos, a los de la tiranía que imponen el cuerpo y la imagen, a los de los cuerpos comestibles, a los de las necesidades-innecesarias que nos vamos creando y la ansiedad al no poseer, a la estupidez generalizada que mi propia estupidez no asume. Y veo cómo se agrandan, se generalizan, cómo se comen el tiempo y el silencio. Y ya todo es ruido, más ruido, más tiempo ocupado, más acción, menos quietud. Y vuelvo a pensar en el libro, las palabras, el sofá, un roce, una caricia al paso. Y me pregunto qué es lo que estamos haciendo tan mal.

"¿Recuerdas lo que queda de la vida?

¿Conoces este ritmo que es un barrio acechando,
brillante puñalada en forma de cadera
que mueve un viento seco y te mira en la esquina
con un vaso en la mano y un temblor en la boca?"

Javier Egea

sábado, 3 de abril de 2010

ASÍ

Se durmieron así, en la lentitud de las horas que uno pasa como si ya huieran pasado. Las horas repetidas, anónimas, las horas como tantas, las aburridas horas que un día echaremos de menos.
Ángeles Mastretta.

ELEGÍA Y POSTAL

Apareció de repente. Porque de repente unos versos te sobrevienen...

"Elegía y postal"

No es fácil cambiar de casa,
de costumbres, de amigos,
de lunes, de balcón.
Pequeños ritos que nos fueron
haciendo como somos, nuestra vieja
taberna, cerveza
para dos.
Hay cosas que no arrastra el equipaje:
el cielo que levanta una persiana,
el olor a tabaco de un deseo,
los caminos trillados de nuestro corazón.
No es fácil deshacer las maletas un día
en otra lluvia,
cambiar sin más de luna,
de niebla, de periódico, de voces,
de ascensor.
Y salir a una calle que nunca has presentido,
con otros gorriones que ya
no te preguntan, otros gatos
que no saben tu nombre, otros besos
que no te ven venir.
No, no es fácil cambiar ahora de llaves.

Y mucho menos fácil,
ya sabes,
cambiar de amor.

Ángeles Mora

jueves, 25 de marzo de 2010

Llegar de noche, y ya no hay nadie. Y es un año más que se rellena o se tacha... que pasó. Y ya no hay nadie desde hace mucho, bastante tiempo. Notar la ausencia de una forma física y volver siempre, una y otra vez, a tener la misma sensación, a expresar la misma idea de esa forma tan nítida. La piel seca, como un yermo, vasto, enorme. No es el sentimiento el que echa de menos, echa de menos mi cuerpo.

Y no sé por qué, esta canción...

A heart that's full up like a landfill
A job that slowly kills you
Bruises that won't heal

You look so tired and unhappy
Bring down the government
They don't, they don't speak for us
I'll take a quiet life
A handshake of carbon monoxide

No alarms and no surprises
No alarms and no surprises
No alarms and no surprises
Silent, silent

This is my final fit, my final bellyache with

No alarms and no surprises
No alarms and no surprises
No alarms and no surprises please

Such a pretty house, such a pretty garden

No alarms and no surprises (let me out of here)
No alarms and no surprises (let me out of here)
No alarms and no surprises please (let me out of here)

miércoles, 17 de marzo de 2010

MYSTERIES

SILABARIA

Silabaria porque sólo sabe vivir en las palabras. Desnuda, lejos de servidumbres, ataduras, despojos. Porque desciende de cuentos y poemas, de relatos, de otros mundos posibles que asomaban lejanos en las noches de insomnio.
Desnuda porque su cuerpo es lo único real que tiene; contiene toda la luz. Y enfrente el mar, que se mueve con la ondulación mareante, con su color un tanto sucio, entre el gris y el verde, con sus destellos plata. Inmenso. Cambiante. Como Silabaria. Siempre la misma, siempre diferente.