martes, 28 de septiembre de 2010

Ya no hay horizonte.

La carretera. Conduzco sin prestar mucha atención a lo que hago. Me gusta. Subo la música. Canto muy fuerte. Pongo el intermitente, cambio de marcha. Me miro en el espejo. Mis ojos son oscuros; hoy más oscuros. Freno. Acelero. Me queda bien este maquillaje.
No me va a dar tiempo a llegar al cine con este atasco. Algo acaba, algo comienza. Y este atasco... Algo acaba, algo comienza. Lo pienso con obsesión.
Algo acaba. Algo comienza.
Dónde pongo ahora todo lo que antes ponía en él. Qué hago con las canciones, películas, libros, poemas, discos. Mis escafandras al pie de todos los mares. Alguien llevaba su apellido. El actor de aquella película que tanto me gustó tenía sus ademanes. Dónde lo pongo... Antes lo ponía todo en aquella amistad mermada, nómada. Ahora, cuando las sombras aparecen y los sueños tienen una estructura clara... ahora ya no veo el horizonte. No hay presente. No hay historia por continuar.
Y quizá ni siquiera duele.
Y todo esto no era más que una amistad. Y todo esto era tanto como una amistad.
Un mes es una sima, un precipicio, un paréntesis.


11 comentarios:

  1. Siempre se ve el horizonte, al final siempre sale el sol. La bandera siempre está ahí, justo ahí, es tu viento el que la mueve.

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  2. Final de un ciclo.
    Esperanza de otro, siempre mejor.

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  3. Lo mejor está por venir.Y si pasó de largo...se lo ha perdido.Los paquidermos no saben beber en copa de cristal.Ni de plata.

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  4. La vida, o lo que creemos que es la vida, está llena de indecisiones y de constantes giros e incongruencias en nuestro quimérico recto camino, hasta hacernos dueños del polvo y la ceniza. En ocasiones, en este recorrido, encontramos pequeñas piedras, tan pequeñas que al pisarlas pierden toda su fuerza cohesiva y desaparecen. Sin embargo, en otras tantas ocasiones, encontramos macizos rocosos del tamaño de Titán. Estos grandes “accidentes” son los que nos hacen conocer las distintas vertientes de una misma vida. Permanecer en un mismo camino siempre, no implica más que monotonía: café cada mañana, madrugadas efímeras y días infinitos. Al bordear estos grandes macizos, al escapar de la vereda que llega al final, encontramos otras imágenes, otros silencios, diferentes palabras, billetes únicamente de ida y mil millones de significados diferentes.


    Cambiar de ruta no implica cambiar de final, es simplemente no seguir el camino marcado. Te aseguro que puede llegar a ser bellísimo.
    Además, ¿Quién dijo qué los finales son trágicos? :-)


    PD: Espero que llegases a tiempo al cine.

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  5. palabras sin espejos...5 de octubre de 2010, 12:17

    A mi me encantaría poder empezar una historia infinita contigo. Una historia de perderse por las vastas praderas de tu figura y hacer noche entre ceja y ceja...

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  6. No estaría mal muchas veces saber quién hay detrás de vuestras palabras...

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  7. Cuando te duele mirar hacia atrás y te da miedo mirar adelante, mira hacia la izquierda o la derecha y allí estaré, a tu lado.

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  8. Siento ser yo, precisamente, la que le quite romanticismo y profundidad a esta entrada y a estos comentarios tan bonitos. Sólo te diré una cosa: que se ponga a dar vueltas en círculo...(tú ya sabes lo que pasará después).

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  9. ¿Quién se mareará después de dar tantas vueltas sobre si mismo?

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  10. Dar vueltas no lleva a ninguna parte.Dar vueltas en círculos sólo te hace regresar al punto de partida.

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  11. Efectivamente, por más que me gusten las espirales y las líneas curvas, a veces hace falta saber salir de las historias cíclicas e idénticas para comenzar otras nuevas.
    Besos.

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