miércoles, 12 de abril de 2017

26/2/17


"Para formar la identidad del sujeto es necesario expulsar del campo de lo posible a aquellos seres que nunca llegarán a ser sujetos" (Leído en un artículo de Isabel Balza sobre María Zambrano)

Yo sé que tú no entiendes este discurso partido, rajado por la mitad.
Es un discurso que no tiene centro.

Su centro se mueve continuamente. ¿Dónde está ahora? ¿Ha de tenerlo? Tal vez un proyecto: unidad, coherencia, centro, sentido, sentido, sentido.
Pero.

Nos enseñan el sentido pero yo no soy unidad ni sé en estas mañanas de cielo azul detrás de una ventana y cielo gris dentro de una casa dónde está esa unidad en mí. En esta tinta que resbala, en la pluma que se desliza.

Esta pluma es mi unidad. Este libro es mi unidad, mis trozos, mis yoes, mis palabras rotas que no te llegan porque tal vez, quizá, no tengan consistencia para llegarte.

Digo arte. La boca se me llena de ortigas o de flores, de jardines que me ahogan y me impiden emitir sonidos.
Digo arte y mis dedos se llenan de lazos y los lazos forman nudos, brillantes, hermosos, que me impiden escribir.

Y quiero tender un corazón y contarte una historia de lucha, de silencio, de gritos o aullidos que no suenan.
De un aire que no transporta ondas.
De un sonido que no tiene frecuencia.
¿Es eso aire?