martes, 29 de junio de 2010

DORIAN GRAY Y LA BELLEZA

"En la actualidad la mayoría de la gente muere de indigestión de una sentido común y descubre cuando ya es demasiado tarde que lo único que nunca lamentamos son nuestros errores."


Y de repente comprendes en un arrebato de lucidez, y tal y como te dijo un amigo, por qué los clásicos son clásicos. Y eternos. Y yo, que no me gusto nada diciendo este tipo de cosas, que soy tan poco amiga de cánones, de H. Bloom, de listas cerradas y de pensamientos únicos, que sé que esas listas que construye la historia no son inocentes, ni eternas, ni están lejos de intereses... pues yo, como decía, entiendo que Dorian Gray, su retrato y su libro, sean imprescindibles. Una obra tan llena de sentencias incontestables, tan excesivo, tan cargante a veces, tan inquietante. Tan su época y tan su autor.
Pero Dorian era de belleza subyugante (a lo largo de estos días no he encontrado otro término mejor para definirla, a pesar de que la repienso), rubio, con jugosos y rojos labios, y nunca podría ser ese actor más bien anodino que no dice nada, y tirando a mediocre, que han elegido para hacer esa película, también más bien mediocre y anodina, en la que pasan desapercibidos algunos aspectos del libro tan esenciales como la homosexualidad. Muy light, la versión, muy fabricada para el gran público.
Al fin y al cabo, y como no hay mal que por bien no venga, algunas películas tienen la virtud de acercarnos de nuevo a la obra original que las motiva, al menos para cerciorarnos de las diferencias que existen entre ellas o para que en nuestra mente, como es mi caso, siga quedando la imagen exacta de mi Dorian Gray particular, mucho mejor imaginado siempre... mucho más subversivo, desafiante, tentador.


domingo, 27 de junio de 2010

EL BAILE Y EL VERANO

La vida a veces es un desastre, la mayor parte de las veces, pero otras nos sorprende con toques de magia, con pequeños milagros, al fin y al cabo... la vida es un milagro. Que ya lo dijo Kusturica. Y una fiesta continua. Y ahora llegó el verano y hay que bailar.

viernes, 25 de junio de 2010

CUENTOS INCOMPLETOS VII: LA MANCHA DE ACEITE

Se extendía y se extendía. Se agrandaba. Cada vez manchaba más, el suelo estaba totalmente cubierto. Y encima es denso, pensaba. Será difícil quitarlo, está llegando a las esquinas, se ha metido debajo de los muebles y no puedo hacer nada por pararlo; y tal vez tampoco quiero. No tengo ganas. Ahora no.
La mancha llegó a todas partes, incluso a ella le costó trabajo andar y moverse, se quedaba pegada al suelo. Se movía con lentitud y torpeza, por no resbalar. Pero además los muebles, todos los de la casa, comenzaron a resbalar y a moverse, a cambiar sus ubicaciones, a flotar a la deriva como maderos después de un naufragio.
Pasaron los días y se acostumbró hasta a la pereza, al desorden de la casa, a los muebles fuera de sitio. Todo estaba fuera de su sitio. Pero supo que tenía que moverse, que necesitaba sentirse ágil, y entones con calma, poco a poco, limpió la mancha de aceite. Al principio el suelo seguía resbalando pero con varias pasadas se quitó. Ahora lo difícil sería recolocar los muebles. Como recolocarte a ti en tu lugar exacto. No pidió ayuda; poco a poco los fue empujando, conduciendo. Algunos pesaban mucho, demasiado. Lo hizo sola; supo que le costaría más trabajo pero también que una vez acabado todo, se sentiría mejor.
El espacio volvió a cobrar sentido. Los cajones estaban en orden. Ahora la casa era suya.
Tenía todo el tiempo por delante...




domingo, 13 de junio de 2010

LAS PALABRAS QUE DIGAN LO DE MÁS

Duna siempre me regala palabras. Me regala palabras desde sus mañanas tempranas en la cocina que huelen y saben a bizcocho y a café recién hecho, y suenan a páginas de periódico y canciones de Silvio. Me regala poemas que compartir y comentar, palabras intercambiables, canciones para escuchar de forma obsesiva y la certeza de que hay alguien que escucha las canciones de la misma forma obsesiva en que yo lo hago... porque las palabras son lo de más.
Me regala canciones que nos traen respuestas. Y me regala la compañía en fines de semana y noches con muchas, tal vez, demasiadas sombras.
Y saber que no es inútil escribir porque hay alguien con quien comunicarme al otro lado de la pantalla.
Mil gracias...


sábado, 12 de junio de 2010

EL HAMBRE

Hagamos un trato, le dijo. Juega conmigo. Sé que no soy nadie, que tal vez te parezco una extraña ahora que no me ves, pero tengo hambre. Todo el hambre del mundo.

Y hoy ni siquiera hablo de amor, nostalgia o melancolía. Sólo de hambre, y de tu cuerpo como alimento, de tus sudores como un zumo que beberme, de tu carne como pan que amasar y que oler, como una tierra que tomar e ir conquistando, poco a poco, palmo a palmo, con todas tus fronteras, tus montes y llanuras.
No hablo de amor. A quién le importa esta noche. Ahora sólo espero silencio, brazos, saliva, la calidez y la presión de tu cuerpo. Hablar, sentirme a gusto, morder tu boca o repasar tu lengua, siempre hiriente; mirarte las manos y saborearlas con los ojos. Porque no hablo de amor. Hoy solo veo el deseo con sus ojos maliciosos asomándose detrás de aquella puerta entreabierta, tentándome. Sé que con sus ojos me reta y me conduce. Alimenta mi hambre. "Hiciste más negros tus ojos", me dice, "y tu boca más jugosa. ¿Acaso no era esto lo que buscabas?"... Y el espejo me devuelve mi imagen, mis fisuras, el propio simulacro que construyo para poder obtener esta noche de mí algo realmente puro, real.

Así que hagamos un trato y deja que mis manos vistan tu cuerpo, déjame bañarte en algún licor suave para confundir mi lengua con el alcohol en tus recodos. Deja que el tiempo, aunque sólo sea un instante, nos haga sentirnos dioses. Deja que este áspero mundo, por una vez, nos premie.

Porque mañana volveré a los meses, a los días. A intentar retomar, a volver a mí o a ese yo que no soporto.

Qué habría que perder... Aunque esta noche me pase factura todas las demás noches de mi vida.

jueves, 3 de junio de 2010

CUENTOS INCOMPLETOS VI... TU NOMBRE EN LOS MAPAS


Tu nombre en los mapas adquirió la dimensión de centro, de todo. Se agrandó y entonces era Madrid, o Valencia, Barcelona o Bilbao. Un punto abarcando una ciudad de miles y miles de habitantes. Eras el lugar adonde iba, la posibilidad hecha certeza de que estuvieras en cualquier calle. La expectación por encontrarte por sorpresa detrás de cualquier esquina que doblara...

Es sorprendente que tu nombre se amplíe o reduzca en los mapas, que llegara a medir las distancias por los cuerpos que nos separaban, que el espacio y el tiempo dejaran de ser dimensiones reales y físicas, para que tú fueras mi instrumento de medir. Mi sistema de medida. Tú, o vosotros, varios tús. Es sorprendente que tu nombre que un día creció para abarcar más espacio, poco a poco fuera disminuyendo, haciéndose pequeño, siendo uno de los miles de puntos más que pueblan una ciudad. De forma progresiva e indiferente.

Tu figura distorsionándose, agrandándose o expandiéndose. Difuminándose a la par que se difuminaban mis ganas. Como si fueras elástico.

¿Qué hacer cuando el otro es la medida de todas las cosas?

martes, 1 de junio de 2010

Porque hay canciones que arañan mucho... demasiado en noches como ésta.