lunes, 12 de abril de 2010

SOMOS COMESTIBLES

Personas que consumen personas. Igual consumen ropa, cine, comida, ocio, tiempo. De la misma manera que consumen ropa de baja calidad: una camiseta que no durará más de una o dos temporadas... lo sabemos pero la compramos porque cuando nos cansemos de ella compraremos otra. Las personas que comen personas saben de antemano también el tiempo que tardarán en consumir al otro, el tiempo que dedicarán a estar con ellos hasta que se resquebrajen sus pieles y se difuminen sus rasgos. Absorben los pensamientos interesantes que les dan, se enriquecen, y antes de que se materialice huyen con la misma inconsciencia con la que vinieron. Y se van sin avisar porque consumen al igual que cierran o abren ventanas vacías del ordenador. Apetencias, gustos, momentos, cortar, pegar. Lucen personas igual que bufandas hasta que se ponen vistas y se hacen comunes a los ojos de los otros. Entonces sienten que su imagen se desgasta y de nuevo se reconstruyen y compran otra persona para consumir. Ventana cerrada.
Círculos viciosos, concéntricos. No link. Otras reglas.
No le explicamos a la botella vacía cuando hemos acabado con su contenido por qué dejamos su envase en la barra del bar y no lo llevamos a casa con nosotros. ¿Por qué habría de ser distinto? Consumen. Consumimos. Estamos en venta.

1 comentario:

  1. ¿Quién dijo que la Edad del Hielo había pasado? ¿O es que habrá vuelto una nueva glaciación? El cambio climático (va ser verdad lo que cuenta Al Gore)va a destruir nuestro planeta, pero parece que destroza nuestras almas y las hace impasibles, insensibles y heladas. Por suerte uno siempre sabe, aunque no lo conozca en persona, que existen pequeños volcanes por descubrir, pequeñas islas de calor, donde sentirnos como en casa.

    ResponderEliminar