sábado, 24 de abril de 2010

Palabras más...

Esta mañana compré flores en la calle. Eran amarillas y blancas. Otras más pequeñas eran de color violeta. Después entré en la cocina y allí pasé un rato cocinando. Tras eso, las palabras...
Al final va a ser cierto (y en tal caso mi amigo tendría la razón que le quité). Las palabras se desgastan y pierden su significado, se quedan vacías, huecas. Dices flor y entonces no ves nada, sólo ceniza. Amor, y notas cómo la pereza te invade. A base de repetirlas, de vomitarlas, se vuelven indiferentes. A fuerza de no corresponderse con la realidad, de formar mentiras. O espejismos.
Y una piensa... como me dijo una buena amiga que tiene el don de la generosidad y la genialidad en sus frases, que me va a dar un coma diabético un día de estos a causa de escuchar tanta frase edulcorada, y que acabarán saliéndome las nubes por las orejas. Y se me nota el hartazgo de lejos, el cansancio, la pereza.

Este texto podría llamarse "palabras y flores", o "reflexión de un día".  Los ángulos de la realidad, las historias que inventamos, los caminos que se bifurcan, lo que vivimos y lo que creamos...
Un poco de coherencia... ¿es tan difícil?




2 comentarios:

  1. Yo también tengo flores amarillas en casa,pero me las han regalado.Serán de amor o más bien de odio?

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  2. Creo que la palabra más bonita es la palabra "palabra".Mi flor favorita es la rosa amarilla...y no es tan dramático morir por exceso de palabras edulcoradas, pero siempre están las "otras" para devolvernos a la realidad.

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