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La llamó Silabaria y la quiso tres días como tres noches, como al horizonte. Luego la olvidó en tres horas, como un abismo. Pero mientras la tuvo cerca, la llamó Silabaria. Gran nombre para una enamorada del ocio y las palabras. (Ángeles Mastretta)
Es deseo. Amar es desear, lo dice el diccionario y quizás sea eso. Y equivocarse, también.
ResponderEliminarTe debo
ResponderEliminarel miedo de todos los días
la zozobra
la seguridad de nunca acomodarme.
Te debo la inseguridad
el vacío
la necesidad de buscar
los ojos curiosos
la pregunta ansiosa
el deseo nunca satisfecho
el dolor.
Te debo
lo que a diario me hace levantar la esperanza
esta nostalgia dulce
y un montón de cenizas que viene esparciendo
el viento
desde estos viejos ojos de mujer
que siempre descubren el mundo
diferente.