martes, 11 de mayo de 2010

HOY SÓLO SÉ QUE EXISTO Y AMANECE

Muy cerca del mar, enfrente, esperando tal vez en algún momento ser absorbida por las olas. Contemplando las barcas, almadías, jarcias, escolleras, las nubes que pasaban, La Nube de aquel libro. El sol, a veces furioso, otras veces tímido, hiriente, o desafiante.
Allá en la Isleta recordé Troppo mare y recordé a su autor, Javier Egea. En Las Negras mi mente recordó la cita de Passolini que encabeza el libro, "No es de mayo este aire impuro", y ya me trajo sabores de derrota. El comienzo del libro, "Extraño tanto mar, raro este cielo", me anticipó un tacto áspero, la extrañeza, el no-lugar, el no-reconocimiento, el choque inevitable entre mi realidad ficticia y mi real y tangible deseo.

Pequeñas casas blancas con destellos azules, piedras lisas, rodadas, por el paso de los días. Versos ya imposibles de separar de mí y de mi historia "pero dónde tus ojos, si sólo se tratara", "ante el aprendizaje de la vida/ ofrezco mis ruinas a tus ojos", "Te llaman luz, amor. Hoy te llamo derrota": Vienen, los repito, los expulso de mi mente para volver a repetirlos de forma tal vez incesante. Se abren heridas que forman abismos.

"Qué gran error -la trampa- los pensamientos bellos
tus ojos, la pasión, aquello de la vida."

Para saber que volveré a la Isleta como volveré a estos libros, con la misma determinación con que volveré a la trampa, al gran error de los pensamientos bellos. Con la misma determinación con la que trato de huir y de reinventarme, de crear otro camino, de buscar las alas. Con el mismo asombro y la misma sorpresa con que día a día mis ojos reciben el mundo. Sin esperanza, y con convencimiento.

Lo que pueda contaros
es todo lo que sé desde el dolor
y eso nunca se inventa.

Porque llegar aquí fue una larga sentina,
un extraño viaje,
una curva de sangre sobre el río,
mientras todo era un grito
y ya se prefilaba resuleto en latigazos
el crepúsculo.

Las historias se cuentan con los ojos del frío
y algún sabor a sal y paso a paso
-lengua y camino-
porque la sangre se nos va despacio,
sin borbotón apenas,
demsadejadamente por los labios.

Las historias se cuentan una vez y se pierden.

Javier Egea. Troppo mare.

4 comentarios:

  1. ¿Huir a estas alturas del partido? Imposible, y no hay marcha atrás. Y para alas, los Killers
    http://www.youtube.com/watch?v=RIZdjT1472Y

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  2. Vaya 17 regalos en forma de 17 versos. Muchísimas gracias (y cómo los leyó Camino!!!). Y no sólo naufragios en esas playas, naufragios continuos, como en la vida.
    Repito: Muchísimas gracias!!!

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  3. Muchísimas de nada... me habría gustado verte al escucharlos. Fue todo un placer escribirlos.
    Mil besos.

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  4. Y amanece...que no es poco.

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