domingo, 31 de julio de 2011

Marzo fue demasiado largo.

Construir las palabras
no es fácil cuando faltan
vocales que se escurren de mis dedos.
Es complejo aunar significados
como es formarme yo
sin esas partes mías que se pierden,
que dejo a cada paso entre tus labios;
son plumas olvidadas,
leves que casi rozan tu corazón y el mío,
rotos de tanto abrirse,
de tanto doler, siempre
de toda la alegría que no comprendo
y del dolor que sobreviene al punto.
Ya no tengo vocales y mi nombre no suena.
Solo dos consonantes que mueren en los labios
al querer pronunciarlas.

domingo, 20 de marzo de 2011

MARZO



Huyó febrero. Como quien se va sin ser visto. Como los amores cobardes. Como el frío que, de repente, no está. Como la niebla en un día casi de primavera.
Marzo llegó con un aire más limpio, ahora más nítido. Dejó unos versos, traídos por amigos que enseñan a desconocer los nombres de las cosas para nombrarlas nuevas; dejó estos versos compartidos, escritos como juegos en noches blancas.
Son de ellos.

HAIKUS

Recibo besos
en cartas que me escribes
llenos de sangre.

Dolor remite,
destino son tus ojos,
gacelas tristes.

Llegaron cartas
como palomas turbias

que se alejaban.

Venir a hablarte,
a deslizar mi pluma
para encontrarme.


Papel en blanco
es tu cuerpo desnudo.
Tinta mi sangre.

Papel en blanco:
mi cuerpo sin el tuyo
viento en las manos.

Cielo estrellado:

perdido en tus orillas

errante náufrago.

viernes, 18 de febrero de 2011

Sin deudas ni banderas

Estuvo haciendo cuentas.
¿Qué precio está pagando por no perder esa parte única y pequeña que le pertenece? ¿A qué coste el silencio ya es suyo, y su casa es un refugio en el que guarecerse? ¿Cuánto le cuesta saber que es su propia vida la que vive? El peso de sus hombros no es otro que el de su conciencia y el de saber que, aunque poco posee porque mucho dejó en el camino, poco debe.
Estuvo haciendo cuentas y encontró estas palabras que de alguna manera tan bien hablaban de ella.

Habitaciones separadas


Está solo. Para seguir camino
se muestra despegado de las cosas.
No lleva provisiones.

Cuando pasan los días
y al final de la tarde piensa en lo sucedido,
tan sólo le conmueve
ese acierto imprevisto
del que pudo vivir la propia vida
en el seguro azar de su conciencia,
así, naturalmente, sin deudas ni banderas.

Una vez dijo amor.
Se poblaron sus labios de ceniza.

Dijo también mañana
con los ojos negados al presente
y sólo tuvo sombras que apretar en la mano,
fantasmas como saldo,
un camino de nubes.

Soledad, libertad,
dos palabras que suelen apoyarse
en los hombros heridos del viajero.

De todo se hace cargo, de nada se convence.
Sus huellas tienen hoy la quemadura
de los sueños vacíos.

No quiere renunciar. Para seguir camino
acepta que la vida se refugie
en una habitación que no es la suya.
La luz se queda siempre detrás de una ventana.
Al otro lado de la puerta
suele escuchar los pasos de la noche.

Sabe que le resulta necesario
aprender a vivir en otra edad,
en otro amor,
en otro tiempo.

Tiempo de habitaciones separadas.

LUIS GARCÍA MONTERO

martes, 8 de febrero de 2011

De carpetas y tiritas

Hoy mi cuenta de correo tiene una carpeta más. Y en esta entrada no sé qué escribir. Sólo tenía la necesidad de escribir este título. Dentro, no hay nada. Hoy sólo escribo de carpetas y tiritas. Y ni siquiera eso.

martes, 25 de enero de 2011

El dolor de la lucidez

No es bueno el dolor de la lucidez. No es bueno.
Lo mismo que me hace grande, me hace pequeña. Las mismas, exactas cualidades que me hacen ser yo, a la vez me deconstruyen, conforman los dos polos opuestos de mí misma. El que me gusta y el que detesto.
De qué me sirve pensar, tener conciencia, tener la lucidez precisa que me hace ver la claridad hiriente de los días, que se clava como un alfiler en mis pequeñas pupilas, en forma de diminutos aguijones que se adentran de forma certera y precisa. De qué me sirve saber leer en los silencios si todo no es más que una fuente dolor mojado que lo empapa todo. De cansancio que lo empapa todo. De desánimo y apatía.
De qué me sirve someterme a la tiranía del pensamiento con avidez. A querer saber más, como una especie de hambre de infinito. Siempre más. Aunque nada sea real. Aunque solo sean páginas y páginas llenas de tinta amarga y rota, o papeles en blanco que gritan para que sean manchados.
No es bueno, no, no ajustarse a las reglas.
No es bueno el dolor de la lucidez.

lunes, 24 de enero de 2011

Material sensible



Material sensible. Frágil. Cuidado con los golpes, quizá puedas causar algún daño, algún desperfecto irreparable que no tenga solución posible. No te acerques demasiado. Además de material sensible, soy material inflamable, y es posible que explote de un momento a otro, sin previo aviso.
Corto. Araño. Soy capaz de sentir dolor y de romperme cuando menos te lo esperes; sin embargo, recomponerme, a pesar de ser doloroso, no me llevará demasiado tiempo. Mantete lejos si no quieres pensar. Sal rápido de aquí si no vas a saltar conmigo. Yo sabré mantenerme a salvo de vaivenes e imprevistos, de golpes y de impactos.
Vete lejos si no quieres que ninguna astilla de mi cuerpo llegue a ti. Mantente a una distancia prudencial.
Soy material sensible.

sábado, 22 de enero de 2011

Nadie

Llegué a casa y no había nadie. Nadie. Nadie. Hablé para que nadie contestara, ordené para que nadie se sintiera a gusto y cociné la comida que nadie se comería después. Pasé la tarde y nadie estaba conmigo. Salí y fui al cine; con nadie comenté la película que tampoco había visto.
A veces no sé con qué extraños hilos estoy unida a la realidad. A veces no sé qué parte de mi vida comienza a ser ficción y cuál es la verdadera. No somos solos; incluso los planetas necesitan la gravedad de una estrella para seguir describiendo su órbita.
No somos solos. Pero al llegar, Nadie esperaba.

lunes, 10 de enero de 2011


Yo ya te había encontrado

entre la luz incierta de los días;

entre libros y discos en mi casa

tú viniste una noche.

Dijiste que no todo estaba hecho,

nada había perdido,

existían realidades, caminos, carreteras

que llevaban a pueblos

donde el mar era amplio;

donde vivir

no era un simulacro indefinido

lejano a nuestros sueños;

donde la luz

para todos los hombres

y también las mujeres

era clara y diáfana.

Yo ya te había encontrado

entre la luz incierta de mis días.

Cuando te puse rostro

me trajiste la luz;

demasiado real, sospecho ahora.

Fugaz como un relámpago.