martes, 18 de mayo de 2010

EN UNA HABITACIÓN

Un deseo...
Detener el tiempo en una habitación en Roma y huir del zarpazo de la realidad al menos durante siete u ocho horas. Sentir de todas las maneras posibles, con la boca, con los ojos, con la piel. ¿Y si de repente se abrieran paréntesis en las vidas de todos y fuéramos capaces de sacar las sábanas al balcón, desnudarnos, de abrir los ojos y mirar de frente al deseo? Pese al miedo, pese al terror al vacío...
Pero, ¿y si nos atreviéramos a hacer de ese paréntesis toda nuestra vida?

8 comentarios:

  1. Un paréntesis. Son peligrosos. Y si les gusta? ¿Quién decide? y si tienes que elegir. ¿Qué criterios utilizamos para la capacidad de decidir? La vida es jodida siempre.

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  2. Y si les gusta que sigan... que sigan, que lo prueben, que le quiten el cierre al paréntesis o se atrevan a hacerlo mucho mucho más largo. Decidir no es tan difícil... y aunque lo sea, hay que hacerlo...

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  3. Cuando escogemos ,debemos sentir que ha sido lo mejor que hemos podido hacer ,luz en la oscuridad,uno entre un millón. Así no nos equivocamos, y si lo hacemos... !Vuelta a empezar!

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  4. El miedo a equivocarse inmoviliza, neutraliza, paraliza. ¿Cómo sabemos que estámos haciendo lo que más nos conviene? ¿Cómo superar las barreras que nosotros mismos nos ponemos? Es fácil de decir pero difícil de hacer.¿Cómo? ¿Cuándo?

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  5. Si se tiene tanto miedo entonces es que tal vez no haya que cambiar nada...

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  6. ¡...O cambiarlo todo....!

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  7. Pero no para decrecer,siempre seguir creciendo.

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  8. Se supone que los paréntesis, por definición, tienen un principio y conllevan un final. No tiene sentido tener miedo de atreverse por si nos equivocamos (su propio final resolverá el problema). Lo que hay que temer de un paréntesis es la emoción de que nos guste porque, también en este caso, inexorablemente llegará el fin.

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