jueves, 26 de agosto de 2010

Lulú y yo.

Y a qué viene tanta crítica... de qué nos vamos a escandalizar. Todo eso fue lo que pensé cuando acabé el libro.
Me acerqué a Las edades de Lulú con cierto reparo, porque sin saber muy bien por qué, esta novela me creaba cierto rechazo desde hacía tiempo. No sé si porque empecé a ver su versión cinematográfica, o por la mala crítica que mucha gente le ha dado, llevando el libro, incluso, al terreno de la degeneración. De lo antinatural. De la perversión más absoluta.
Este post se llama Lulú y yo porque también habla de mí. Porque leer el libro no me ha parecido desagradable ni he sentido indignación como mujer ante los comportamientos de la protagonista; y en primer lugar, porque entiendo que un personaje no retrata a uno de los dos sexos en su totalidad. Es un personaje como tal, pero no creo que pretenda convertirse en un universal femenino.

¿Queremos ser Lulú? ¿Seguiremos escandalizándonos? ¿Nos escandalizaríamos de la misma manera si el personaje fuera masculino? ¿Si la escritora fuera un escritor?
Lulú ama, sobre todo ama, de una forma que ni siquiera ella puede suavizar o controlar y que sabe que la lleva a un terreno poco estable. Pero el amor no se elige, se piensa, o se racionaliza, al menos no cierto tipo de amor. El amor no es cobarde ni entiende de años en blanco. Y amar también es sufrir y ceder, y claudicar y sentir ciertas servidumbres que no traspasan una línea. Porque no todo se piensa. Es querer complacer y ser complacida sin tener que caer por ello en la sumisión más absoluta. Porque eso parece que siempre se olvida... Lulú es complaciente, pero también, muchas veces, la mayor parte de ellas, es complacida.
A quién vamos a engañar...

5 comentarios:

  1. ...a quien se deje engañar, ¿no? Nada es gratuito en la vida, y, esa cesión de la que hablas, es innata. Y todo lo demás.

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  2. Llegué a este libro por la opinión de una persona que influyó en muchos de mis gustos literarios y personales, me enseñó que la literatura no solamente es trascendencia y que debe traspasar el mundo real para formar parte también de nuestras sensaciones . Aunque la memoria falla siempre en argumentos,en detalles, lo esencial perdura y "Las edades de Lulú" consigue traspasar esa línea del prejuicio literario para formar parte del terreno de lo sensitivo. Con este libro, que me gustó, recuerdo también el buen consejo con el que iba acompañada esta lectura.
    Todos tenemos algo de Lulú.

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  3. Está bien ceder en el amor,pero al cincuenta por ciento.Si a uno le toca ceder siempre,va dejando pedacitos de si mismo cada día.Y esos pedazos,no se recuperan nunca.

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  4. He leído últimamente Las edades de Lulú y no me ha gustado.Te puedo asegurar que no tiene nada que ver el hecho de que la protagonista y la escritora,sean mujeres.Algunas cosas,da igual de dónde vengan,me desagradan.Tampoco he entendido la historia como un acto de amor o por el amor.Pero para gustos,colores.

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  5. Por supuesto, para gustos, colores. De cualquier forma, entendería que te desagradara la protagonista, pero no sé por qué la autora, ya que no creo que sean coincidentes.
    Por otra parte a mí si algo me quedó claro del libro es que Lulú sí siente amor hacia Pablo, entre otras muchas cosas, y que no siempre el amor es agradable, idílico, o tranquilo.
    Gracias por vuestras opiniones.

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