No perder un ojo
un corazón
un dedo/ pie
afición/ lengua/ café.
No perderme yo, A,
en concesiones/ arañazos/ camas
cabezas con ideas que duelen
y no soy yo.
En copas/ calles/ madrugadas
vacías
que no me quieren.
Ventrículo derecho pisado, roto.
Arteria rasgada.
Recompongo trozos,
A médico,
A Frankenstein
costurera con hilo de pescar atado a las muñecas.
No maniquí/ no madre
no ubre que alimenta
no maestra/ institutriz que educa y corrige.
No A ingenua vomitando
carcajadas a chistes supurantes.
Recojo trozos
recompongo
me
guardo corazón
pie
dedo
riñón
letras y discos.
Vuelvo a coser.
Ordeno. Escribo.
Escribo.
Escribo.
Día Frankenstein.
lunes, 13 de enero de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me he perdido en mitad del puzzle.
ResponderEliminarYo también me he perdido, creo que hace tiempo... por eso me busco.
ResponderEliminarExisten trozos hilados con maravillosas puestas de sol y ribeteados de amaneceres cándidos y silenciosos; otros son más parecidos a la violencia de un rompeolas perturbado o al dolor de un pasillo de hospital. Sin embargo, todos son parte de la misma realidad, no por ello menos dulce y, a la vez, tormentosa.
ResponderEliminarNo hay vacío sin plenitud, al igual que no hay lágrimas sin sonrisas. Un mal capítulo rara vez es el final de la historia…
Cuídate muchísimo, mi más que querida amiga.
P.D. Si te desarmas, acuérdate bien de cómo eras antes de tal aberración, pues si no eres ya perfecta, rayas lo inhumano.